María y la ansiedad
En el bullicioso escenario de la vida moderna, María era como una bailarina en un espectáculo de alto voltaje, siempre en movimiento, siempre en busca de la perfección. Su mundo estaba lleno de luces brillantes y aplausos, pero también de sombras oscuras que se agazapaban en los rincones de su mente.
Cada día, María se enfrentaba a un escenario nuevo y desafiante en su trabajo. Las luces brillantes de las expectativas y las demandas del mundo laboral la envolvían, pero también la abrumaban. Cuando llegaba el momento de estar en el centro del escenario, su corazón comenzaba a palpitar con fuerza, como el ritmo frenético de un tambor, y una sensación de náusea se apoderaba de su estómago.
Por las noches, cuando las luces del escenario se apagaban y el silencio descendía sobre la ciudad, María luchaba con sus propios pensamientos. Una tormenta de preocupaciones y miedos invadía su mente, impidiéndole encontrar la calma y el descanso que tanto necesitaba.
¿Cómo identifico la ansiedad?
¿Alguna vez tuviste una sensación constante de tensión, incertidumbre, de sobrepensar las cosas? La ansiedad se manifiesta en tu mente y en tu cuerpo. Puede durar algunas horas o puede durar días y meses, haciendo difícil de llevar las jornadas personales y profesionales.
Algunos signos en tu cuerpo pueden ser:
- Sensación de nerviosismo
- Tensión física
- Palpitaciones
- Temblores
- Insomnio
- Problemas gastrointestinasles
- Falta de aire
- etc.
Tu mente también se ve afectada por la ansiedad. Aparecen los problemas de concentración en el trabajo o el estudio, problemas para relacionarte con tu entorno, pensamientos intrusivos y constantes que obstaculizan tu creatividad y tu potencial, y que a la larga puede llevar a la depresión.
¿Qué problemas me puede traer la ansiedad?
Puede traer distintos grados de problemas. Los síntomas físicos pueden derivar en problemas musculares como un simple dolor de espalda que es donde llevamos toda la carga emocional. Pero puede agravarse en enfermedades de distinta índole. Si la ansiedad es profunda y constante se recomienda hacer una consulta profesional.
También el día a día del trabajo y el estudio, de las relaciones de familia, de amistad y pareja pueden verse afectados. La concentración y la confianza se dispersan y nos impide ser productivos. Las situaciones nuevas o improvisadas como conocer nuevas personas o estar en entornos que no acostumbramos nos genera mucha inquietud. Todo nos genera una preocupación constante que, quizá, en la mayoría de los casos no la requiere.
No todo son problemas
La ansiedad es la duda angustiada que precede a la acción.
Søren Kierkegaard
La ansiedad puede ser una traba, pero también una fuerza motriz que nos impulsa a la acción. Nos mantiene en alerta y nos ayuda a estructurar los pensamientos (siempre y cuando se manifieste con poca intensidad). De alguna forma nos prepara para el siguiente paso. Así, la ansiedad se convierte en un aliado inesperado, en un impulso para la transformación personal. Nos enseña que la verdadera valentía no está en la ausencia de miedo, sino en la voluntad de enfrentarlo. Nos recuerda que cada desafío, cada obstáculo, es una oportunidad para crecer, para aprender, para convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos.
¿Cómo se cura la ansiedad?
Primero que nada, no tenemos que buscar la forma de evitarla o suprimirla. Todos tenemos un poco de ansiedad en distintas situaciones y se manifiesta de distintas formas.
Cuando la ansiedad es moderada puede ser muy positiva. El estado de alerta y de preocupación propios de la ansiedad nos puede ayudar a adaptarnos a cambios en nuestro entorno, a motivarnos y tomar decisiones importantes, a prevenirnos de malas situaciones. Entonces, el sobre-pensar las cosas puede ser una forma que nuestro inconsciente desarrolla para estructurar las respuestas y las decisiones.
Lo importante es saber identificar su origen y alcance, de qué manera nos está afectando y qué tan bueno y qué tan malo es el impacto que tiene. Como todas las emociones buenas y malas, hay que sentirlas y tener la capacidad, aun que sea mínimamente, de saber administrarlas. No se puede esconder, y si podemos anular la ansiedad puede ser muy perjudicial en el largo plazo.
El primer paso sería darle el nombre. Podemos empezar por intentar sentir conscientemente la ansiedad. Reflexionar al respecto y comunicarlo a las personas en las que confiamos, buscar información, leer libros científicos, de autoayuda e incluso literarios que hablen al respecto y, por supuesto, consultar con un experto cuando sea necesario.
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